Los nuevos Americanos para América.
ENTRE SABLES Y
MAKE THE WORLD SAFE FOR DEMOCRACY
La crisis existencial del
Estado democrático, republicano y de ley, se hace recurrente en nuestro
continente Americano particularmente al sur del río Grande pese a que al norte
del gran accidente geográfico se vislumbra no solo la génesis de las democracia
moderna y más representativa, sino, del
conjunto de Estados Unidos de
Norteamérica y Canadá, quienes a nuestro saber representan dos variables
innatas y disimiles de la democracia, la primera un estado republicano
democrático, cuyos principios son los más conocidos e identificables como forma
de gobierno del sistemas moderno de la representación “del pueblo, con el
pueblo y para el pueblo”; y la segunda una monarquía parlamentaria imperial,
también modelo de Estado, bajo la tutelaridad de un conglomerado identificado
como Commonwealth, o, Mancomunidad
Británica de Naciones, la cual, Agrupa a
unos 2.200 millones de personas, lo que supone un 30% de la población mundial.[1]
Esta parte del escenario
geopolítico que nos enclava en nuestro continente y en nuestro ideario como
Estados, es sin duda ineludible, por lo menos en los próximos decenios o
centurias. Consabidos de la estabilidad y crecimiento económico, que estos dos
adalides de una nueva configuración imperial, se aventajan en la alternativa de
crecimiento y prosperidad, tan demandada y por sobre todo para muchos
necesaria. No podemos abstraernos de esta realidad y aunado a esto la fuerte
vinculación de Estados Unidos, por su enraizado pasado con los anglosajones.
Hoy vemos con sorpresa para muchos y suspicacia para otros como se retoman los
temas fundacionales de la primera economía mundial y la potencias más vigorosa
económicamente y militarmente que existe, Estados Unidos, el “conservadurismo”
moderno, si le apellidamos con ese calificativo.
El tercer milenio de la era
Cristiana nos presenta un camino hacia una nueva configuración geoestratégica y
geoeconómica y quizás más imperativa desde el enfoque geocultural, para los
tiempos venideros, configuración que es nuestro deber interpretar y razonar. El
continente Americano adoctrina una nueva cosmovisión que fluye entre un
recorrido de medio milenio, de conquista, consolidación, inestabilidad y
reconfiguración. No solamente como factores de desarrollo, crecimiento
económico y poderío militar, ahora inicia un proceso de afianzamiento cultural,
no nuevo, sino con mayor ahínco y visión, el nuevo impulso al sincretismo
social y no a la atomización social.
Toma especial atención el
consolidado cultural, la génesis de nuevas formas de interpretar nuestra vida y
nuestras relaciones interpersonales, nuestras creencias, nuestros principios y
valores. Siendo el momento de transformación o reinvención cultural, aunado
esto a la creciente incidencias de la tecnología, el desarrollo científico y la
evolución del ser humano (humanismo), como artífice del proceso.
Sin dejar por la tangente la
evolución y predisposición del ser humano para su continuidad y prosperidad. La
tecnología y particularmente la ciencia en términos de la vida humana, demanda
una mayor acuciosidad en los planteamientos del continuismo humanístico y de un
reencuentro con la filosofía y la sociología.
Son en tal caso la ciencia y
la tecnología los parámetros de nuestra transfiguración, y se complementan con
las diferentes visiones de lo que seremos al final de esta centuria. La acción
política como acción humana, no puede ni debe abstraerse de este contenido
realístico. Por el contrario su función es acoplarse y delinear las formas de
aproximación más provechosas y satisfactorias.
El norte del continente está
configurándose para ese realismo humanístico, cuestionándonos ¿Cómo nosotros en
el sur nos debemos acoplar, refutar o que debemos introducir en nuestro ideario
cultural? La crisis es real, incorporar o antagonizar con el norte, negarnos al
desarrollo humano, o bien buscar los caminos menos tortuosos para disfrutar de
un mundo humano en transición.
Aparentemente hay grupos que
prefieren negarse a este paradigma, y sujetarse al tema religioso, cultural o
más exiguo social. En el sur, rio abajo nos encontramos en la debacle del
existencialismo social, cultural e histórico. Pretendemos vivir en el pasado y
sobrellevar no prosperidad sino retornar a nuestras raíces, ¿Cuáles raíces? La
evolución, y el pensamiento crítico son los baluartes de este desafío, desafío
sin lugar a dudas, al que debemos prepararnos para los cambios venideros. Las
culturas han evolucionado por injerencia de la vivencia y su capacidad de
adaptación intelectual y filosófica. Las creencias y sus matices demarcan las
diferentes épocas de nuestra historia humana. Eso es el fundamento de la
trasformación.
Agotada esta premisa
holística o renovadora. El orden cultural está en franco cambio, los intereses
humanos están evolucionando de tal forma que las generaciones vigentes y
futuras no logran acoplarse al patrón, modelo que está cambiando y generando
nuevas opciones. El idealismo iniciado
con Woodrow Wilson “make the world safe
for democracy.”[2] Y la conformación de la Liga
de las Naciones la cual evoluciono a la Organización de Naciones Unidas, cuyos
principios encarrilaban al mundo hacia una convivencia en paz con tolerancia y
respeto por iguales entre iguales. Ya en sus inicios la Liga, fracaso ante la
primera guerra mundial y se logró consolidar el proyecto hasta finalizado la
segunda guerra mundial. Dando la impresión que este periodo de “utopía mundial”
ha finalizado con el Presidente Obama. Facilitando el paso a una nueva visión
global del “realismo estatal” encabezado por el Presidente Trump y los
Republicanos. Con una pre intervención en la era Reagan.
¿Marcará este nuevo
liderazgo Estadounidense el cambio hacia una nueva redefinición del orden
mundial?
La era idealista Wilson-Obama, nos dejará un sabor de insatisfacción
internacional, plagado de hechos reivindicativos y conflictivos: la guerra fría
como el principal eje trasversal de las relaciones mundiales; el paradigma
nuclear como alternativa de disuasión, la expansión del comunismo (dictadura
del proletariado) y el choque con el capitalismo, el esquema de la
multipolaridad, el antejuicio al medioambiente, y the peace operation, todas
como supuestos pilares o como gestores del bienestar y la convivencia. Cuyo
corolario fue el impulsar casi un siglo
de guerras revolucionarias que afectaron y afectan a casi todo el orbe.
Son estos cambios las
señales de un avance a un entendimiento más claro y real. El “fin de la
historia” de Fukuyama es realmente el paradigma que finalizó y da pie al choque
de civilizaciones (Samuel Huntington) como bien lo detallan los cientistas
políticos.
Entre Sables y Utopías es un
concepto que perfiló el señor Mario Vargas Llosa con un libro que bautizo con
ese nombre, en el cual detallas referente al título, que en el sur, nos hemos
devastado con estos paradigmas, y son el génesis de nuestra diatriba actual. Yo
prefiero referirme a un proceso de desarrollo político-cultural, pero en el
cual no ha intervenido la visión de trasformación humana. Se centra en los
conceptos de la doctrina de siglo pasados, militarismo y marxismo, en primera
lectura.
Fase esta de construcción de
los Estados, primero independizándose y luego encontrando un rumbo político de
gestión cultural y económica. Ya los Estado del sur están en el cumplimiento de
las dos centurias de independencia de España y Portugal, se encauzan a
definirse unos más que otros, pero en términos generales subyacen a la
corriente tecnológicas y de bienestar.
Aún más no se avizora una “legión de Estados Americanos”, con azimut
igualitarios y clara visión de la intensificación tecnológica y transformación
cultural, hacia una Americana nueva. ¿América para los americanos es el nuevo
paradigma?[3]/ [4]/[5]
Las teorías han sido
descritas y su consecución está en proceso, el interés primario es la búsqueda
de la identidad cultural, su consolidación y la estructuralización de su visión
en largo plazo. Conceptualizar en nuestro caso un modelo de Civilización Americana, debe ser
motivada y exaltada. Sentirnos Americanos debe ser el objetivo del presente
siglo. El mestizaje producido en los últimos cinco siglos debe dar paso a un
sincretismo cultural, que involucra la convicción de un derrotero común y
armonioso. Acompañado de una historia Enaltecida por sus hechos, riquezas y
sobre todo por el entendimiento del avance humanístico.
[3] La
doctrina Monroe, resumida en la popular frase de "América para los
americanos", ha sido una pieza fundamental de la política exterior de
Estados Unidos en relación a Latinoamérica. https://www.aboutespanol.com/que-es-la-doctrina-monroe-1772299
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