GEOPOLÍTICA DE BELICE
LA
CERTEZA JURIDICA Y EL DESARROLLO NACIONAL DE GUATEMALA
LA
USURPACION DE DOS SIGLOS
En el contexto geopolítico, el triángulo
caribeño formado por la península de Yucatán, las Guyanas y el archipiélago
formado por Cuba, Puerto Rico, y La Dominicana, represento un valor estratégico
desde los inicios del descubrimiento, la conquista y la colonización, las
potencias marítimas de la época, Estados Unidos y Gran Bretaña, avizoraban el
interés que esta región tendría para el desarrollo de ambos continentes. En igual forma la proyección de un canal de
comunicación entre los Océanos Atlántico y Pacífico despertaron los más
variados intereses en la región de mesoamerica, orientando el esfuerzo
imperialista hacia los puntos estratégicos que se consideraban viables para
tales fines.
El año de 1854,
marca el inicio de un evento histórico en el istmo Centroamericano, al ver
amenazada su incipiente independencia las jóvenes naciones con la presencia del
Filibustero Willian Walker, quien con avizorados intereses pretende consolidar
la hegemonía Norteamericana, al desarrollar un canal marítimo en Nicaragua,
generando esta agresión, la integración militar centroamericana en contra del
invasor, sumiendo a la región en la
Guerra Nacional de Centro América(1854-1857), nombre con el que historiadores
han denominado tan nefasto intento imperialista.
Eran estos, los
vientos que soplaban en la región cuando Guatemala, se veía compilada a firmar
una convención de sesión territorial con una de estas potencias, en 1959,
proceso de negociación que daba inicio con la propuesta guatemalteca de
1857. Reflejando la convención suscrita,
los intereses extra continentales y la fragilidad de un estado incipiente y que
recién terminaba una guerra en contra del colonialismo.
El concepto de la
“supremacía marítima”, del norteamericano, Almirante Mahan, evidencia la
concepción estratégica de la época y lo vinculante con sus intereses de
consolidación americana. Desprendido de
esto, el interés manifiesto en la unión de los dos grandes océanos mediante un
canal, que permitiera ampliar el comercio y su poderío.
Dos siglos de
usurpación por parte inicialmente de Gran Bretaña y luego de Belice, sobre el
ejercicio de soberanía en el territorio, islas, cayos y en el mar territorial,
así como el aprovechamiento de sus recursos en la zona económica exclusiva y
plataforma continental, ha sido el costo para el pueblo guatemalteco de los
resabios colonialistas Británicos en el continente americano.
El esplendor del
imperio MAYA, se desarrolla a lo largo de una franja caribeña, que muy bien
describe el ilustre historiador y geopoliticólogo, Jorge Hernández Méndez, en
su libro sobre la geopolítica de El Petén[1],
cita: desde el siglo IV hasta el XVI de
la era cristiana, floreció la más brillante civilización de América…la cual se
desarrolló en la región que actualmente ocupan los estados mexicanos de
Tabasco, Campeche, Yucatán, la región oriental de Chiapas y el territorio de
Quintana Roo; la mayor parte de la
República de Guatemala, es decir, el Departamento de El Petén y las tierras
altas adyacentes por su lado sur, excepto la costa del pacífico; todo el territorio de Belice y la sección
occidental de la República de Honduras.
Debido a la
posición geográfica que ocupaba el imperio Maya, se le permitía tener acceso a
las aguas del caribe, desde el golfo de México, hasta el golfo de Honduras,
facilitando esto su desarrollo a lo largo de tantos siglos. Mas sin embargo esta facilidad es sin lugar a
duda lo que le permitía a todos sus habitantes el mejorar su comercio,
intercambio y comunicaciones. Siendo su
acceso a las aguas caribeñas un común denominador en su economía, tanto para la
pesca, el intercambio comercial, como para el fortalecimiento de sus ciudades
estados, asentadas a lo largo de la franja antes descrita.
Derivado de su
estirpe ancestral Maya, los pobladores que hoy habitan esas latitudes,
conforman grupos étnicos descendientes mayences y que comparten muchas
tradiciones y cosmovisión cultural; el caso específico del sur de Belice, en el
Distrito de Toledo, que es habitado por la etnia Kejchi, la cual habita el
territorio de las Verapaces, hasta su excisión por parte de Gran Bretaña. Hoy en día existen lazos culturales,
idomáticos, religiosos y por supuesto tribales entre los pobladores del Departamento
de Alta Verapaz en Guatemala y el Distrito de Toledo en Belice. Compartiendo idiosincrasia, en su forma de
producción agrícola, agropecuaria e incluso su artesanal pesca.
Existiendo una
correlación histórica, económica y social entre la franja costera y los pueblos que la habitan, de tal suerte
que en el caso específico de El Petén, su ubicación geográfica central dentro
del vasto imperio Maya, lo ha privado de un desarrollo económico histórico, por
su falta de salida al mar hacia su punto más cercano a la costa, que lo es, las
playas hoy detentadas por Belice. Es debido al extrañamiento de Belice, que
el desarrollo general de El Petén se ha retrasado grandemente; la falta de una
salida al mar a lo largo de los doscientos cincuenta kilómetros de frontera
entre ambos, ha impedido la explotación racional de las riquezas de su suelo y
de su subsuelo.[2]
Los estado
ribereños se esfuerzan por mantener su presencia en las costas que les
pertenecen sabedores de la importancia que ellas ejercen para su desarrollo, el
mar representa una fuerza geopolítica[3], que
facilita el comercio y las vías de comunicación, potencializando las
oportunidades de crecimiento económico y del desarrollo de los pueblos. El interrumpir estas vías naturales de
comunicación y de acceso al mar, generan el constreñimiento económico, social y
del desarrollo humano. Los territorios
de El Petén e Izabal se ven compelidos
en su prosperidad por la falta de certeza jurídica existente en cuanto a sus
naturales accesos al mar caribe y a las riquezas que este depara para la
civilización humana. Es tal el caso del
Departamento de El Petén y de Guatemala en general, que se ven limitados en su
desarrollo por la falta de una salida al mar Atlántico, convirtiéndose en un
territorio mediterráneo.
Es importante
señalar la potencialidad que cobran los yacimientos petroleros de la cuenca del
caribe mexico-guatemalteco, que incluye por supuesto el departamento de El
Petén y Belice. Siendo un recurso vital
para el desarrollo económico de la región, en particular la proyección de estos
yacimientos hacia el mar Caribe y el Golfo de Honduras.
El desarrollo integral del departamento de El Petén y la
recuperación del territorio de Belice, tienen una íntima relación; a través de éste, están las salidas al mar de
aquél y en El Petén están las fuentes de trabajo que necesitan los beliceños
para salir de su actual estado de miseria.[4]
La seguridad de los
estado cobra mayores dimensiones cuando ésta se ve vinculada a los aspectos
originados por la geopolítica de las regiones, siendo este el caso específico
del triángulo caribeño, al que hacíamos mención anteriormente. Considerándolo como una región de muy alta
prioridad de seguridad en virtud de sus recursos naturales, tales como el
petróleo, oro, níquel, uranio y otros recursos del suelo y subsuelo marino.
Ejemplificando su importancia con el hecho de que del triángulo caribe,
proviene el 56% del petróleo que consume Estados Unidos.[5]
Su valor
estratégico es multidimencional ya que además de sus riquezas es el principal
paso de las vías de comunicación estratégicas para la interrelación entre el
continente Americano, y éste con el
Europeo; constituyéndose en los canales
obligados para el flujo de crudo hacia estos continentes, en igual forma los
canales de tráfico de drogas y de armas de sur a norte y viceversa. Hoy en día
las amenazas a la seguridad dejaron de ser exclusivamente militares,
transformándose en amenazas Geo-económicas originadas por el tráfico de drogas,
el lavado de dinero, las armas y las
migraciones.[6]
En igual forma
constituyen una amenaza a la seguridad los estados débiles, siendo el caso de
Belice, quien debido a los recortes presupuestarios de Gran Bretaña, se ve
reducida en sus capacidades de mantener una seguridad apropiada contra el
narcotráfico y la producción de narcóticos en su territorio.[7]
La seguridad en el
caribe guatemalteco, se ve limitada por la permeabilidad de Belice hacia las
amenazas comunes y a la falta de apoyo presupuestario por parte de Gran
Bretaña. Convirtiendo ese territorio
usurpado en una zona geográfica y topográfica favorable a la producción y el
tráfico de drogas, así mismo para el lavado de dinero. Encontrándose a lo largo de su línea costera
y de sus limites con Guatemala y México, las mayores producciones de heroína y
mariguana; debido a sus despobladas junglas y sus numerosos islotes e islas.[8]
El Pueblo y
Gobierno de Guatemala, ratifican con este preámbulo su preocupación en cuanto a
que, el diferendo territorial con el Estado vecino de Belice, tiene implicación
más haya del estricto apego al derecho del caso, mas bien ha generado una
atmósfera de incertidumbre y de limitación al desarrollo pleno de la sociedad
guatemalteca, al negarles por dos siglos su derecho a una visión económica,
política y social hacia el mar Caribe y el océano Atlántico.
[1]
HERNANDEZ Jorge, GEOPOLÍTICA, editorial del Ejército, 1959.
[2] Bis. Pág. 38.
[3] Bis. Pág. 25.
[4] Bis. Pág. 56.
[5] GRIFFITH, Ivelaw. CARIBBEAN SECURITY ON THE
EVE OF THE 21st. CENTURY. McNair Paper No.54. Institute for
National Strategic Studies. National Defense University. Pág.6.
[6]
McNair Paper No.54. Pág 23.
[7]
McNair Paper No.54. Pág.24.
[8]
McNair Paper No.54. Pág. 38.
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