EN RUMBO DE COLISIÓN


La ignominia nos abate y la conjura se avizora. FBA

La “Guerra de Estratagema” o guerra de engaño, se ha implementado en nuestro país; esta persigue el crear incertidumbre y distracción para generar incredulidad y agitar los ánimos en una escalada que puede generar violencia y desasosiego, tiene como finalidad también, el generar un distractor, que permita la realización de otro tipo de acciones que se desea sean una sorpresa o encubiertos.
El escenario nacional se ha entregado para esta lucha de estratagema política, las fuerzas de poder nacional, el sector político y el sector económico, se han dispuesto en un nuevo frente de batalla, por el poder político nacional. Debido a los resultados electorales recientes, el poder político tradicional, perdió la Presidencia de la Republica, sin embargo gano el congreso y las alcaldías del país. Esto viene a ser un escenario novedoso, pero de alta conflictividad de intereses.

El sector político desde los albores de esta nueva etapa democrática (1985), su objetivo estratégico permanente, fue el lograr ser sus propios financistas, ya que tradicionalmente el sector económico era quien financiaba y ungía a los candidatos. Este objetivo, los políticos, lo fueron alcanzando año tras año, haciendo realmente de la política un gran negocio, con los haberes del pueblo. Desde las ventas de los activos empresariales estatales, Aviateca, Guatel, Indeca, FEGUA, solo por mencionar algunas, hasta las nuevas concesiones, de frecuencias, carreteras, puertos y otros servicios, como la salud y educación en algunos casos. Pasando por la generación eléctricas, y el virtual desfinanciamiento del INDE como patrimonio de la nación. En términos reales, hicieron “piñata” los haberes del estado. Por supuesto con el consabido beneficio económico para los protagonistas, tanto se ha dicho, que es una leyenda urbana. 

Con sus lógicas excepciones el sector político ha convertido la democracia en una demagogia, populista y bufona, al punto que los políticos y el congreso ocupan los últimos lugares en las encuestas, sobre preferencia y apoyo; lo cual genera el agotamiento y desilusión del pueblo, al punto de generar durante el mes de abril a agosto un levantamiento social pacifico, que dio el jaque mate al sistema político establecido, al presionar la salida del gobierno de Pérez-Baldetti. 
 Este levantamiento popular fue motivado por los señalamientos hechos por la “Comisión Internacional Contra las Impunidad en Guatemala” CICIG y el “Ministerio Publico” MP quienes presentaron denuncias para la persecución penal en contra el Presidente y la Vicepresidente así como  muchos de sus funcionarios que están con señalamientos jurídicos reales y en procesos, capturados y sometidos a la ley, incluyendo a Pérez y Baldetti, el yerno de Pérez,  secretario general de la presidencia, así como a dos intendentes de administración tributaria, máxima autoridad en la recaudación fiscal, estos por el caso conocido como “La Línea” en alusión a una línea de defraudación aduanera.
Se detuvo también a los miembros de la junta directiva del Instituto Guatemalteco del Seguro social, por contrataciones anómalas, y en reciente denuncia se estableció persecución penal por la defraudación en comparas de medicamentos en el sector de salud pública. 

Estas manifestaciones cambiaron el rumbo del proceso electoral, de las encuestas publicadas en enero 2015, que apuntaban a dos partidos, LÍDER y UNE como los grandes contendientes, con una marcada ventaja de Líder sobre UNE.  Las protestas ciudadanas de plantones en la “Plaza de la Constitución”, hicieron cambiar en forma vertiginosa y sorpresiva, los índices, hacia un candidato desconocido con un partido de poca presencia, convirtiéndolo en el ganador de la Presidencia de la República. 

El voto de rechazo a los políticos tradicionales, corruptos y populistas, marco un nuevo rumbo en la vida del novel Jimmy Morales, quien se hizo de la primera magistratura, logrando doce escaños en el congreso y tres alcandías municipales. En términos reales, una victoria pírrica, ya que su poder real, tanto en el congreso como en los municipios, es casi nulo. Esto hace que los políticos tradicionales, el establishment, tenga una fuerza respetable y si se maneja apropiadamente, una fuerza dominante en el país. El poder real está en estos momentos fraccionado y lamentablemente eso favorece a los políticos tradicionales. 

A favor del electro presidente, podemos decir que se encuentra “el pueblo”, que es el soberano, y que está cansado de tanta corrupción y engaño. Pero cuyos mecanismos de acción son limitados jurídicamente. Podemos considerar que la protesta como herramienta es el As que podría ser esgrimido por el presidente, con el fin de lograr una gobernabilidad. 

Los otros actores del escenario nacional, el actor económico, el actor de las comunicaciones y la institución armada, se encuentran algunos lacerados y otros muy mal golpeados. En el caso del Ejército, el hecho de que el Presidente derrotado Pérez Molina, fuera un General retirado, ha generado la reacción de los grupos antagónicos, para aprovechar la situación y vilipendiar a toda una institución,  por el desmán que genero un profesional de las armas, convertido a político, fundador de su partido y acompañado por cientos o miles de civiles políticos, que son parte del desmadre que se hizo en la administración pública, con la obvia salvedad que este gobierno fue el que rebalso el vaso, pues todos los gobiernos han sido señalados unos más y otros menos de actos reñidos con la honradez en el manejo de los haberes públicos. 

Siendo la institución armada, la que ha jugado un papel de estabilización en los últimos acontecimientos, y quien ha sido el garante de las alternativas constitucionales, siendo un actor de reparto, pero que le ha dado profundidad a la obra y de quien pocos se han percatado. 

Los dueños de los medios de comunicación han sido seriamente cuestionados y se dirimen investigaciones sobre ellos, tanto dueños como representantes, al punto que el presidente de la “corporación de noticias” se encuentra detenido y sindicado de delitos de corrupción. Al igual que otro dueño de una corporación se encuentra bajo investigación judicial por supuestos actos de corrupción durante su gestión, ministerial. Lo que ha provocado la salida de varios de sus principales comentaristas y analistas políticos. Pero hasta ahí no llega, pues son los medios de comunicación, “masivos” electrónicos, todos, la plataforma en donde se están “sacando los trapos sucios” del sistema social-político guatemalteco. Hay toda una batalla de engaño, de estratagemas, para confundir y desprestigiarse unos a otros, tal como las fases de calentamiento en las peleas de gallos. 

La corrupción campea y los señalamientos también, la prensa es corrupta al igual que los empresarios, los bancos y no digamos la gran mayoría de instituciones estatales. Cada día afloran más investigaciones serias por parte de la CICIG-MP, entorno a los hallazgos.  Así como los señalamientos en las redes sociales, que han sido abrumadores, reales, falaces, jocosos, pero todos se han dado a la tarea de limpias su sótano.  Los empresarios son señalados de no pagar impuestos, de gozar de leyes que los benefician, y de fomentar el contrabando, entre otras cosas.El sistema de compras del gobierno está siendo cuestionado y se avizoran reformas, con poca transparencia y legitimidad. 

Las mal llamadas “negociaciones políticas” se han iniciado, con poca credibilidad popular y con un ambiente de secretividad que solo denota más de lo mismo.  Existe una tensión de orden político y social, que genera poca credibilidad y suma inestabilidad. Los actores se están conjurando para evitar mayores daños y los actores internacionales, afloran y señalan con tremenda certeza. 

En el medio de esta batalla campal, de campañas negras, grises y haciendo uso de los mejores y más creativos sistemas de mercadeo, se haya el pueblo como gran espectador y su recién electo Presidente. Carente este último de una aparente estrategia de comunicación, ha iniciado a dar sus primeros resbalones y tropezones, sin atinar mucho a como “andar” en las arenas movedizas de la política local.  Los vencidos electoralmente, y los sectores que fueron rechazados por el voto popular, los grupos de izquierda radical y populista, se han dado a la tarea de desatar una batallada de descredito y de mofa, contra el electo, apuntalando su falta de preparación y supuesta incapacidad para gobernar. Acciones que se encaminan a generar mayores discrepancias entre la sociedad y el sector político. Como decíamos en la época escolar, “hay una pelea, todos contra todos”.

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