¿Y con la patria qué?
La rebelión de la granja puede ser un buen inicio, pasando por el contrato social, lo que es realidad y actualidad es el desdeñó por la verdad, en la sociedad de la información, las personas se ven impelidas a creer muchas cosas, que no necesariamente son ciertas. La saturación y desconfiguración de la historiografía, se configuran como un medió vivas de constructivismo ideológico.
Nada más perverso que alejarnos no de la verdad, sino de la libertad y el libre albedrío, solo esta facultad humana, es la distinción de la creatividad y la construcción de una vida más próspera del ser humano. La pobreza o carencia, así debiéramos de denominarla, es producto de nuestra existencia, nacimos carentes, de todo. Los antropólogos no se explican cómo un mamífero, débil, y sin armas naturales, ni fuerte consistencia, logró con los siglos dominar la tierra, frente a similares, de muchas mayores características, herramientas naturales y voracidad, logró posesionarse y dominar el planeta, el hombre.
La libertad ha sido la gran impulsora de vida, pensamiento y prosperidad; las cavernas fueron el primer refugio de este indoblegable ser humano, con los años paso a ser el "derecho" como fuente inagotable de libertar, sus incontables razonamientos le dieron el camino para la búsqueda de sus añoranzas e intereses. El entendimiento de un don divino, el libre albedrío le formó su carácter luchador.
Luchadores y próceres nos dieron ese marco referencial, lo que se persigue es el sostenimiento histórico de sus beneficios, no hay mejor bien que la libertad. La igualdad o pretensiones similares no existen, solo el esfuerzo, creatividad y perseverancia.
Somos un conglomerado que se encamina a su mejoría y protección , no es viable el totalitarismo ni la pretensión, que somos mejores carentes todos, como los dedos de la mano, hay diferencia. El existencialismo y el estoicismo. Debate de singulares pretensiones y de claros axiomas.
Yo soy el responsable de mí mismo, no es el conglomerado ni la sociedad; yo soy el garante único de mi libre albedrío y de mi futuro, y sin lugar a dudas de el conglomerado que forme, la prole. Somos un ente familiar responsables de nuestra génesis y de nuestro futuro, no debemos depender de nadie más. Lo que aspiramos, luchamos y lo adquirimos.
Las sociedades se construyen derivadas de la premisa anterior, no es yo soy responsable de alguien más. La convivencia se da en función de la cordialidad y mutua dependencia, más no la obligatoriedad social. Son los conglomerados verdaderamente identificados y en los que se construye la confianza, los que han sobrevivido.
La vida es efímera y sus productos son casuística, propósitos firmes y pensamientos claros.
Debemos consolidar nuestra sociedad basados en la libertad y la construcción republicana, no en los antojos de vivencialidiad socializante, homogenizante y mucho menos subyugante. El pensamiento liberal es constructivo y no tolera la confrontación, es realizable y sobre todo no se fundamenta en utopías.
La lucha por la libertad y la prosperidad es constante, los modelos son varios, pero la premisa única, libertad.
La lucha sigue los opresores de la libertad se configuran de muchas maneras, el razonamiento debe prevalecer sobre el determinismo utópico .
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